Hace 700,000 años, con la formación de la Sierra Chichinautzin se bloqueó la única salida del Valle de México, dando origen a una cuenca cerrada, con la tendencia natural de retener sus aguas. Así se formaron 5 grandes lagos (Xaltocan, Zumpango, Texcoco, Xochimilco y Chalco) que se unían en temporada de lluvias.
Con la apertura del Canal La Compañía, brazo final del Gran Canal inaugurado por Porfirio Díaz en 1900, se inició la expulsión de las aguas de la Subcuenca Chalco. Ahora después de 110 años de expulsión, 60 años de sobreexplotación de acuíferos y 25 años de urbanización de zonas de recarga; los severos hundimientos, grietas, inundaciones y escasez ponen en riesgo el futuro de sus habitantes.
El agua es un recurso en tránsito, nos llega como lluvia, escurre, se acumula en lagos, acuíferos o el océano y finalmente se evapora para iniciar su ciclo de nuevo. Si logramos una relación armoniosa con estos ciclos en nuestra cuenca, tendremos agua limpia, siempre.
La subcuenca recibe al año 29,000 lps de agua pluvial, 21,700 lps regresa al cielo vía la evapotranspiración inmediatamente, o después de haber sido absorbido por los suelos, las plantas y los árboles. Actualmente, la Subcuenca logra infiltrar 4,300 lps de aguas pluviales hasta sus acuíferos; debido a la urbanización de las zonas de recarga, este volumen está en plena disminución.